Un destacado exministro de Israel ha aireado este jueves una idea controvertida sobre los métodos para contrarrestar a la milicia Hamás en Gaza. Avigdor Lieberman, que ha ocupado diferentes puestos en los gobiernos de Benjamín Netanyahu (el último, la cartera de Defensa, que abandonó en 2018), ha asegurado que el Ejecutivo israelí está potenciando a grupos afiliados a Estado Islámico en el interior de la Franja “bajo las órdenes de Netanyahu”. En un comunicado posterior, la Oficina del Primer Ministro no lo ha negado: “Israel está trabajando para vencer a Hamás mediante múltiples medios, tal y como recomiendan todos los jefes de las autoridades de seguridad”.
La estrategia ha hecho sonar las alarmas entre observadores y periodistas israelíes. En el pasado, Israel potenció a Hamás en un intento de debilitar a la Autoridad Palestina. Tras la invasión de la milicia islamista contra el sur de Israel en octubre de 2023 ―una incursión que se saldó con más de 1.200 víctimas mortales y 250 personas secuestradas, y que el Gobierno de Netanyahu usó como justificación para lanzar su ofensiva en Gaza―, son pocos quienes defienden el método implantado por las autoridades israelíes.
Lieberman ha declarado en la radio pública israelí que “Israel está entregando rifles de asalto y armas ligeras a familias criminales en Gaza bajo las órdenes de Netanyahu”. El veterano político, de 67 años, ha descrito los receptores de esas armas como “salafistas” que desde hace un tiempo “se identifican con el Estado Islámico”. “Nadie puede asegurar que esas armas no se vuelvan contra nosotros en algún momento”, ha sentenciado. Las palabras de Lieberman, ahora diputado opositor, han propiciado el comunicado del equipo de Netanyahu.
Desde hace semanas, algunos diarios israelíes se han hecho eco de las sorprendentes actividades llevadas a cabo por milicias palestinas distintas a Hamás en el sur de la Franja. Al este de Rafah, un territorio bajo el control del ejército israelí y que Israel considera zona militar, un grupo armado que rivaliza con Hamás ha sido capaz de establecer tiendas de campaña donde ofrece cajas de comida a familias palestinas. La milicia, que se hace llamar Servicio Antiterrorista, ha establecido ese punto a solo cinco kilómetros del paso de Kerem Shalom, que conecta con Israel.
Fuentes gazatíes citadas por el medio israelí Haaretz han asegurado que el grupo cuenta con un centenar de hombres armados que operan con la aprobación tácita del ejército de Israel. El líder de la banda es Yasser Abu Shabab, un señor de la guerra beduino, natural de Rafah y señalado por el saqueo de convoyes humanitarios desde el inicio de la ofensiva israelí.
El propio grupo ha abierto recientemente páginas de Facebook en las que publicita sus esfuerzos para proveer de ayuda y de seguridad a la zona de Rafah, al mismo tiempo que critica a Hamás y a la Autoridad Palestina. “Las fuerzas populares han regresado al este de Rafah bajo el amparo de la legitimidad palestina”, anunciaron en un comunicado publicado el martes: “Y llegan a vosotros bajo el comandante en jefe Yasser Abu Shabab”.
En los vídeos que circulan, se ve a hombres armados con rifles de asalto y equipamiento militar en estado impecable. En los cascos y en las armillas llevan incrustada la bandera palestina. También se les muestra entregando cajas de comida a familias de la Franja o estableciendo tiendas como punto de distribución. Las publicaciones incluyen teléfonos de contacto para que familias desplazadas puedan dirigirse a la zona.
En otra publicación, se les puede ver frenando camiones humanitarios de la ONU y haciendo maniobras militares. La semana pasada, Jonathan Whittall, jefe de la OCHA —la oficina de Naciones Unidas para asuntos humanitarios— en el Territorio Palestino Ocupado, aseguró, sin dar más detalles, que Israel estaba proporcionando rutas peligrosas e inadecuadas a sus equipos humanitarios, exponiéndolos a saqueos. Otra fuente humanitaria gazatí presente en la Franja señaló a este diario que “muchos de los hombres armados que han interceptado camiones están coordinados con la ocupación israelí, actuando bajo sus órdenes con tal de crear un estado de caos y de desorden”.
Desde el inicio de la ofensiva contra Hamás, las autoridades israelíes se han planteado aumentar el poder de clanes y grandes familias de la Franja como medida para debilitar a Hamás. La estrategia pareció no encontrar interlocutores palestinos.
Israel tiene experiencia impulsando grupos armados en territorios vecinos como manera de menoscabar sus enemigos. En Líbano, durante los 15 años de guerra civil terminada en 1990, las autoridades israelíes adoptaron esa estrategia en el marco de la lucha contra grupos palestinos radicados en ese país. Distintas milicias cristianas recibieron armamento y entrenamiento militar ―incluso en suelo israelí― antes de cometer masacres en campos de refugiados palestinos. También se establecieron centros de tortura que estaban directamente gestionados por milicias libanesas, aunque dirigidos bajo las órdenes y la supervisión de representantes israelíes.