Rusia no da respiro a las ciudades de Ucrania. La campaña de bombardeos a gran escala iniciada en mayo tuvo en la madrugada de este martes un nuevo capítulo, con Kiev otra vez como principal objetivo. 315 drones bomba de largo alcance y siete misiles fueron disparados desde territorio ruso, con la capital ucrania como mayor destino del ataque, pero también la ciudad de Odesa, donde falleció una persona.
Edificios de viviendas y de oficinas en siete distritos de Kiev sufrieron desperfectos. Cuatro personas resultaron heridas. En Odesa también fueron dañados centros hospitalarios y de emergencias. El bombardeo ruso, a diferencia de los precedentes, no ha supuesto un récord en el número de vehículos no tripulados utilizados. En la madrugada del lunes al martes sí empleó Rusia su máximo número de Shahed en un bombardeo, más de 500. En esta ocasión, el principal objetivo fueron aeródromos militares ucranios.
Járkov, la segunda mayor ciudad de Ucrania, sufrió en la madrugada del domingo su peor bombardeo en los más de tres años de guerra. En solo tres horas recibió más drones que en todo el mes de mayo.
Los 10 bombardeos con más armamento de largo alcance llevados a cabo por Rusia en la guerra se han producido este 2025. Y más de la mitad, desde el pasado mayo. Rusia ha multiplicado su capacidad de producción de Shahed. Las unidades de estos drones que Moscú producía en un mes en 2024, ahora se estima que las fabrica en tres días.
El Kremlin justificó el anterior gran bombardeo sobre Kiev, el pasado 6 de junio, como una acción de represalia por la operación realizada el 1 de junio por los servicios secretos ucranios (SSU) contra cuatro bases aéreas rusas. Fuentes de la Administración estadounidense explicaron el domingo a la agencia Reuters que daban por hecho que el castigo ruso por aquella operación del SSU sería mucho mayor. También el presidente, Volodímir Zelenski, pidió este fin de semana a la ciudadanía que tomara precauciones extraordinarias.
Lo cierto es que esta fase de grandes bombardeos empezó al menos cuatro semanas antes del ataque contra las bases aéreas rusas. Las Fuerzas Aéreas de Ucrania y analistas militares coinciden en sus valoraciones en que hay tres razones para esta campaña de bombardeos: desmoralizar a la población, debilitar los sistemas antiaéreos ucranios y castigar las bases logísticas del ejército defensor en este momento en el que las tropas rusas ya han iniciado su ofensiva de verano.
El avance ruso se está acelerando en el frente de Sumi, en el norte de Ucrania, y en la provincia de Donetsk. Las tropas rusas han conquistado en las últimas tres semanas más territorio que en el último medio año. Sobre todo ha sido así en la zona fronteriza de Sumi, donde el ejército invasor ha ocupado cerca de 200 kilómetros cuadrados y ha expulsado prácticamente del todo a las fuerzas de Kiev que llevaron a cabo desde 2024 una incursión en la provincia rusa de Kursk.
Moscú sacó pecho el lunes al asegurar que sus hombres habían accedido por primera vez en la provincia de Dnipró. El Estado Mayor ucranio negó esta información, pero militares ucranios y vídeos difundidos por el ejército ruso confirman que como mínimo una de las unidades sí cruzó unos pocos cientos de metros la frontera provincial entre Donetsk y Dnipró.
Deep State, el principal mapa ucranio de seguimiento de la evolución del frente, afirma que por lo menos 15 kilómetros de la frontera provincial están a punto de ser zona gris, es decir, que no está bajo control de ninguno de los dos ejércitos. El avance ruso en Dnipró forma parte de una operación para romper las líneas logísticas que mantienen la resistencia ucrania en la ciudad de Pokrovsk, uno de los pocos grandes municipios de Donetsk, en el este, que no han sido ocupados. La otra razón del Kremlin para entrar en la región Dnipró es política, porque el nacionalismo ruso considera que también debe ser anexionada.