Toda la población de la franja de Gaza ―2,1 millones de personas, según datos de la ONU― está en riesgo de inseguridad alimentaria grave. Esto significa que se levantan cada día sin saber si podrán comer algo y muchos no lo conseguirán, al menos no en cantidad suficiente. Así se desprende del último análisis de la Oficina de Coordinación Humanitaria de Naciones Unidas (OCHA), publicado este jueves. Un millón sufren una situación de “emergencia” por falta de comida, mientras que 470.000 encaran la hambruna, lo que supone riesgo de muerte si no reciben alimentos de forma inminente. El Ministerio de Sanidad de la Franja, en manos de Hamás, reportó hace una semana que 29 niños habían fallecido por inanición en solo dos días.
Más del 92% de los bebés entre seis y 24 meses y mujeres embarazadas y lactantes no reciben la cantidad suficiente de nutrientes que necesitan, precisa el estudio de la ONU. El informe alerta, además, de que alrededor de 71.000 niños menores de cinco años están gravemente desnutridos, de los que 14.100 están en situación crítica.
Más 80 días de bloqueo a la entrada de ayuda humanitaria por parte de Israel han dejado a la población exhausta, sin comida, combustible para cocinar, productos de higiene, agua potable, ni siquiera refugio. El 92% de las viviendas están dañadas o destruidas por los bombardeos, según los datos publicados por la OCHA. Después de fuertes críticas de buena parte de la comunidad internacional por esta política, Israel abrió la puerta a la entrada de camiones hace una semana. Sin embargo, las restricciones de las fuerzas israelíes a la distribución de ayuda humanitaria por ONG y organismos de la ONU están dificultando que los civiles reciban suministros básicos. Y el autoabastecimiento de alimentos ha dejado de ser una opción, con menos del 5% de la tierra cultivable de la Franja disponible, según la FAO.
El sistema de reparto de lotes por una fundación privada al margen de la ONU, respaldada por Israel y Estados Unidos, supone que la población tiene que desplazarse hasta los puntos de distribución habilitados en el sur de la Franja. Lo que responde, según denuncian distintos actores sobre el terreno, a un plan militar para desplazar la población hacia estas áreas, entre el mar y zonas ya militarizadas, y no busca el objetivo de ayudar a los civiles pregonado por el Gobierno de Benjamín Netanyahu. Una violación del derecho humanitario internacional, agregan. “Un crimen de guerra”, lo ha calificado la milicia islamista de Hamás, en un comunicado.
“En Gaza la supervivencia es un privilegio concedido solo a aquellos que cumplen un plan militar que ha sido descrito por un ministro israelí como ‘conquistar, despejar y quedarse” en la Franja palestina, ha denunciado Jonathan Whittall, jefe de la oficina de OCHA para el Territorio Palestino Ocupado. “La ONU se ha negado a participar en este plan, advirtiendo que es logísticamente inviable y viola los principios humanitarios al utilizar la ayuda como herramienta en los esfuerzos más amplios de Israel por despoblar zonas de Gaza. No tiene por qué ser así: necesitamos que nuestro sistema actual esté habilitado”.
El hambre, agregan los trabajadores humanitarios en Gaza, está empujando a los gazatíes a una búsqueda desperada de alimentos que, en ocasiones, acaba en disturbios o saqueos, como el que se produjo en los almacenes del Programa Mundial de Alimentos en Deir al Balah, en el que, según datos preliminares, hubo dos muertos y decenas de heridos. En las dos primeras jornadas de distribución de la polémica Fundación Humanitaria para Gaza, la situación se descontroló y los disparos de las fuerzas de Israel causaron 10 muertos y decenas de heridos, según comunicó Hamás, que controla de facto el enclave.
El miércoles por la mañana, una bala perdida alcanzó a un paciente del hospital de campaña del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Rafah y tuvo que ser trasladado a otro centro, ha informado la organización este jueves.
El martes por la noche, día en que comenzó el reparto de la opaca fundación impulsada por Israel y EE UU en uno de sus puntos de distribución en Rafah, el hospital de la ONG en esta área recibió “una afluencia masiva de 48 pacientes, entre ellos mujeres y niños. Todos presentaban heridas de bala”. La fundación, sin embargo, ha negado en sendos comunicados que se produjesen “ni disparos, ni heridos, ni muertos” en sus instalaciones. Hasta este jueves, ha aseverado, ha repartido en total y sin incidentes 1,8 millones de comidas, lo que se corresponde a unas 17.280 cajas, en tres puntos de recogida. Las fuerzas israelíes reconocieron haber disparado en la jornada del martes, pero al aire, según su versión.
“Se debe tener un cuidado constante para proteger a los civiles durante las operaciones militares. Esto no es solo una obligación en virtud del derecho internacional humanitario, sino un imperativo moral”, declara Julien Lerisson, jefe del CICR en Israel y los territorios ocupados. Tras una visita a Gaza esta semana, Lerrisson describe la situación humanitaria como “intolerable”. “Los civiles no deberían ser quienes paguen el precio más alto en el conflicto. Las necesidades humanitarias son abrumadoras. Un camión, tres camiones, incluso 100 camiones de ayuda al día simplemente no son suficientes para satisfacer la magnitud de las necesidades de dos millones de personas. No podemos abordar una crisis de esta magnitud con soluciones fragmentadas”, agrega.
Suministros insuficientes
Además de alimentos, faltan medicinas, suministros médicos, agua potable, combustible. La lista de carencias es larga después de dos meses de cierre israelí a la entrada de ayuda. La reapertura hace una semana es insuficiente, según las organizaciones. El centenar de camiones diario que traspasan los puntos de control son todavía muchos menos que los 500 y 600 que se permitían antes del bloqueo y ahora las necesidades son mayores.
“121 camiones que transportaban ayuda humanitaria entraron a Gaza a través del cruce de Kerem Shalom el miércoles, tras una inspección”, ha defendido la Coordinadora de Actividades del Gobierno en los Territorios (Cogat), la unidad del Ministerio de Defensa israelí encargada de la logística, en un escrito en X. “Seguiremos facilitando la ayuda humanitaria a Gaza, haciendo todos los esfuerzos posibles para garantizar que no llegue a Hamás”, ha asegurado.
Sin embargo, la ONU y las ONG insisten en que es insuficiente y que los controles y rutas inseguras impuestos por las fuerzas israelíes imposibilitan el trabajo humanitario.
El Ministerio de Sanidad en Gaza ha informado este jueves de que suspende los tratamientos de quimioterapia intravenosa y los servicios de seguimiento médico para pacientes con cáncer en la Franja. “La evacuación del Hospital Europeo y del Centro Oncológico de Gaza ha agravado la situación catastrófica”, ha señalado. Según sus datos, el 64% de los medicamentos para esta dolencia están agotados, 11.000 pacientes con cáncer carecen de tratamiento y atención médica adecuados y ”5.000 serán derivados urgentemente al extranjero para diagnóstico, quimioterapia y radioterapia”.