La segunda ronda de conversaciones entre Rusia y Ucrania está en el aire. Kiev ha enviado a Moscú su borrador con sus planteamientos para el encuentro del 2 de junio en Estambul, como habían acordado ambas partes, pero el Kremlin no quiere hacer lo propio. El Gobierno ruso insiste en presentar su memorando el mismo día de la cita, sin antelación para que su parte ucrania prepare la reunión. “Para que el encuentro sea exitoso, la agenda debe estar clara”, ha clamado el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, en su perfil de X. Pero Moscú no tiene prisa por parar la guerra: el embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, ha remarcado este viernes que Moscú no renuncia a sus objetivos y está dispuesta a combatir eternamente.
“Rusia está haciendo todo lo posible para asegurarse que la próxima reunión potencial no dé resultado”, ha denunciado Zelenski en la misma red social.
El presidente ucranio ha recibido este viernes al ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan. El diplomático ha insistido en que estas conversaciones son claves: “Tenemos dos caminos: cerrar los ojos ante la continuación de la guerra o lograr una paz duradera este año”.
Nebenzia ha remarcado este viernes que Moscú cumplirá todos sus objetivos, “ya sea pacífica o militarmente”, y ha advertido de que está preparada para una guerra de desgaste: “Nuestras fuerzas armadas son capaces de continuar y aumentar las acciones militares durante el tiempo que sea necesario”.
The New York Times ha publicado que el borrador de Kiev propone, según una fuente ucrania, un alto el fuego “por tierra, mar y aire” bajo supervisión internacional. Citando tres fuentes rusas, la agencia Reuters revela que el documento de Moscú incluirá, entre otras exigencias, el levantamiento de algunas sanciones, descongelar sus activos en el extranjero y un compromiso por escrito de los principales países de la OTAN de que no aceptarán nuevos miembros “hacia el este de Europa”.
El Kremlin insiste en revelar su borrador en el mismo momento en el que se sienten las dos delegaciones en Estambul a puerta cerrada, estrategia que rechaza Kiev. Según filtraron algunas fuentes del encuentro celebrado el pasado 16 de mayo en Estambul, el jefe de la delegación rusa, el escritor Vladímir Medinski, vertió varias amenazas contra la comitiva ucrania, incluida la de conquistar más regiones de las que exige el Kremlin hasta ahora.
Paradójicamente, el propio Gobierno ruso ha revelado esta semana algunas de las exigencias, no todas, que incluye su borrador. Su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, mencionó el estatus de país no alineado, neutral y sin armas nucleares para Ucrania.
Este viernes, el enviado especial del presidente de Estados Unidos para Ucrania, Keith Kellogg, ha manifestado que Washington apoya la exigencia rusa de que Ucrania no se adhiera a la OTAN: “Es una preocupación justa. Lo hemos dicho repetidas veces, la entrada de Ucrania en la Alianza Atlántica no está sobre la mesa”.
No obstante, el Kremlin rechaza enviar el borrador de sus propuestas a Kiev antes de sentarse a negociar la paz. “No queremos discutir los detalles públicamente ni intercambiar nuestras posturas a través de los medios. Creemos que esto debería hacerse mediante contactos privados”, ha respondido este viernes a la prensa el portavoz de Vladímir Putin, Dmitri Peskov.
La estrategia del Kremlin desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca pasa por ganar tiempo con promesas de paz para que ni Washington ni las capitales europeas tomen medidas contundentes en el conflicto de Ucrania. Donald Trump ha amenazado esta semana, y por enésima vez, con que tomará una decisión sobre Rusia “en las próximas dos semanas”.
Moscú ya advirtió de sus intenciones incluso antes de la investidura del presidente norteamericano: rechaza una tregua sin condiciones y quiere un acuerdo que satisfaga sus objetivos iniciales en la invasión de Ucrania, lo que denomina con el eufemismo de resolver “las causas iniciales del conflicto”. Esto implica deponer el Gobierno ucranio y dejar esta nación indefensa sin el apoyo militar occidental.
Los avances rusos se han ralentizado hasta casi el estancamiento en esta primera mitad de año, salvo por la reconquista de la región rusa de Kursk, ocupada por Ucrania en agosto de 2024. Sin embargo, Putin no tiene intención de dejar de presionar en el frente.
Nebenzia ha declarado también que Moscú solo se plantearía aceptar un alto el fuego si Kiev detiene su reclutamiento de tropas y Occidente deja de suministrar armas a las fuerzas armadas ucranias.
“En principio, estamos dispuestos a valorar la posibilidad de establecer un alto el fuego que posteriormente permita encontrar una solución sostenible a las causas profundas del conflicto”, ha insistido Nebenzia. No obstante, no ha aclarado si Rusia estaría obligada al mismo tiempo a no reforzar sus tropas ante una eventual reanudación de su ofensiva.