Los miembros de la OTAN exhiben su división en torno al nuevo objetivo de gasto militar que se fijará en la Alianza. Algunos países, con España a la cabeza, insisten en la reunión de ministros de Exteriores que se celebra este jueves en Bruselas en que el debate no tiene que girar en torno a porcentajes fijos, sino sobre “el cumplimiento de los objetivos de capacidades” que fije la organización transatlántica. Otros, encabezados por Estados Unidos, respaldan que en la cumbre que tendrá lugar a finales de mes en La Haya se establezca un compromiso del 5% del PIB —la cifra con la que Donald Trump ha amenazado a sus aliados europeos desde su regreso a la Casa Blanca—.
La ministra de Defensa española, Margarita Robles, ha afirmado que España es capaz de cumplir con un gasto del 2% —al que se comprometió en abril para alcanzarlo este mismo año— con los objetivos relativos a capacidades que se aprobarán este jueves por la tarde. “Nosotros entendemos que en el momento actual, con los objetivos que se nos han adjudicado, España, con el cumplimiento del 2%, puede hacer frente a ello”, ha declarado la ministra a la prensa durante la reunión en la sede de la OTAN. Robles ha matizado que “evidentemente, si fuera necesario incrementar” el porcentaje de gasto militar para cumplir con los objetivos de capacidades militares, “se incrementaría”. “Entendemos que hay otros países que quieran y que puedan necesitar incrementar ese compromiso al 3,5% o al 5%”, ha agregado la ministra.
Más allá de las posturas de los diferentes países, el secretario general de la Alianza, Mark Rutte, se ha mostrado más flexible que en las últimas semanas. El neerlandés ha asegurado que el objetivo de alcanzar el 5% se debatirá en la cumbre que reunirá a los líderes de los aliados a finales de junio en La Haya, pero ha subrayado que la nueva meta de gasto se fijará en función de las capacidades militares de la organización.
Rutte ha incidido en que los titulares de Defensa de los aliados acordarán este jueves los nuevos objetivos de capacidades militares, que cubren todo el espectro de disuasión y defensa hasta 2032. “Lo que decidiremos en La Haya, lo que gastaremos en defensa en el futuro, el nuevo plan de inversión en defensa, se basa en lo que necesitamos en términos de capacidades duras”, ha declarado el neerlandés. “Analizaremos las lagunas que tenemos, no solo para ser capaces de defendernos hoy, sino también dentro de tres, cinco, siete años, y todas estas inversiones necesitan ser financiadas, y eso es lo que haremos en La Haya”, ha desarrollado el secretario general.
“Grandes inversiones”
El jefe de la OTAN ha matizado que los nuevos objetivos de capacidades supondrán “una considerable inversión adicional” y, por tanto, ha vaticinado que en la cita de Países Bajos se acordará un objetivo de gasto “mucho más alto” que el 2% —fijado en 2014 en Gales—. “Tenemos que invertir en nuestros sistemas de defensa aérea, en nuestros misiles de largo alcance, en nuestras maniobras de formación en tierra, sistemas de mando y control. Todo esto tiene que pasar, y esto significa grandes inversiones”, ha detallado.
Pete Hegseth, el secretario de Defensa de Estados Unidos, ha insistido a su llegada a la reunión, en tono amenazante, en que la cifra exigida por Washington es inamovible: “La razón por la que estoy aquí es para asegurarme de que todos los países de la OTAN entienden que hay que arrimar el hombro, cada país tiene que contribuir a ese nivel del 5% como reconocimiento de la naturaleza de la amenaza”. Hegseth ha hecho hincapié en que solo el “poder duro” es capaz de disuadir las amenazas de seguridad y que la Alianza Atlántica no puede fiarlo todo a los recursos militares que aporta la potencia norteamericana.
De cara a la cumbre en Países Bajos, Rutte había propuesto el objetivo de alcanzar en 2032 la cifra demandada por Trump. Para hacer más digerible la exigencia del presidente estadounidense, el secretario general planteaba un desglose de ese 5% en dos apartados: un 3,5% para gasto militar puro y un 1,5% para capacidades relacionadas.
Varios aliados, como Polonia o Lituania, ya superarán el 5% el año que viene. Muchos más han dado su beneplácito al plan de Rutte. El titular de Defensa de Estonia, Hanno Pevkur, ha reclamado a su llegada a la reunión en Bruselas que el nuevo listón se alcance en 2030, antes de lo fijado en la propuesta del secretario general. El ministro de Letonia, Andris Spruds, ha manifestado que el país báltico ya invierte el 3,7% y que está “dispuesto a avanzar” hacia la meta fijada por Estados Unidos.
En el lado contrario, David McGuinty, el ministro de Defensa de Canadá —uno de los pocos aliados que aún no ha anunciado que llegará al 2% este año— ha asegurado que Ottawa está revisando su gasto militar “en el contexto nacional, continental e internacional” y que el país norteamericano “invertirá en sus defensas, reconstruirá sus capacidades militares y afrontará el momento con determinación y urgencia”.