Los Servicios de Seguridad de Ucrania (SSU) llevaron a cabo el domingo una operación de una audacia insólita, algo que su presidente, Volodímir Zelenski, considera que “formará parte de los libros de historia”. Agentes del SSU se infiltraron en Rusia para trasladar y montar 117 drones bomba escondidos en camiones de transporte comercial. Los contenedores donde se encontraban los aparatos fueron abiertos remotamente el 1 de junio y los drones fueron activados a distancia. Cuatro aeródromos militares rusos, a miles de kilómetros de distancia entre ellos, recibieron varias oleadas de drones bomba de corto alcance que dañaron o destruyeron 41 aeronaves, según Kiev.
Las imágenes por satélite difundidas en las últimas horas confirman que por lo menos 13 aviones rusos fueron destruidos en cuestión de horas. Algunas de estas aeronaves son bombarderos diseñados para ataques nucleares, como los Tu-95 y Tu-22. Si fuera cierto, como afirmó Zelenski, que 41 de estas aeronaves fueron destruidas, implicaría que Rusia se quedó sin un tercio de los aviones estratégicos para ataques de largo alcance.
Si solo destruyeron los 13 confirmados, el éxito de la operación, bautizada como Tela de Araña, sería igual de incontestable. No solo por el daño causado, sino porque Ucrania ha golpeado por primera vez a Rusia en Siberia, en la base de Belaya, a casi 5.000 kilómetros de sus fronteras.
“Hay momentos en la historia militar que redefinen cómo se interpretan las guerras”, escribió este lunes en sus redes sociales el grupo estadounidense de análisis de defensa War on The rocks. El uso de drones con visión remota (FPV, por sus siglas en inglés) en la guerra de Rusia y Ucrania es uno de estos momentos, indica este colectivo de expertos. La culminación de este punto de cambio en la historia es la Operación Tela de araña.
Kiev ha revelado que la operación se planificó durante año y medio. Por lo menos seis camiones transportaron más de un centenar de drones FPV explosivos. Una vez en Rusia, según las imágenes facilitadas por el SSU, los aparatos y una docena de contenedores diseñados para la misión fueron trasladados por lo menos a un almacén, en la provincia de Cheliábinsk, en el centro de Rusia y próxima a la frontera con Kazajistán. En este almacén habría sido preparada la última fase del ataque.
Los camiones fueron conducidos por chóferes rusos ajenos a lo que transportaban. Llevaron los contenedores con los drones hasta las inmediaciones de los cuatro aeródromos dentro del país. El personal del SSU implicado en la misión dentro de Rusia, según Zelenski, abandonó el territorio enemigo antes de que los drones levantaran el vuelo. Los contenedores fueron diseñados con un sistema que abría automáticamente sus compuertas.
Los medios públicos ucranios informaron el domingo, citando fuentes del SSU, que estos drones se desplazaron dentro de Rusia camuflados bajo los tejados de habitáculos prefabricados, sin dar más detalles. Los vídeos difundidos indican que drones bomba despegaron desde contenedores. Por lo menos cuatro conductores de los camiones, contratados sin saberlo por agentes ucranios, fueron interrogados por los servicios secretos rusos, según el medio ruso Baza. Estos chóferes declararon que estaban transportando viviendas prefabricadas y que desconocían por completo la operación. Algunos de los conductores, según Baza, vieron cómo durante su trayecto empezaban a despegar drones desde la plataforma de carga del camión.
Una vez abiertas las compuertas de los contenedores, según se puede confirmar por lo que grabaron testigos presentes cerca de los camiones, los drones se activaron para iniciar el vuelo hacia su objetivo. Los FPV actuaron coordinados mediante inteligencia artificial, una tecnología ya habitual en los dos bandos en esta guerra. Los drones fueron programados para alcanzar el lugar del ataque e identificar su objetivo concreto sin necesidad de ser pilotados remotamente. Esto último habría implicado la presencia de los pilotos en la zona de los aeródromos.
Expertos en defensa ucranios y europeos han podido confirmar, a partir de imágenes difundidas por el SSU, que para programar los FPV, para que estos identificaran a los objetivos, fueron utilizados bombarderos soviéticos en el haber de Ucrania, algunos conservados en museos militares. Los drones habrían sido formateados para que impactaran en la parte del avión donde se encuentra el depósito de combustible, para asegurarse su completa destrucción.
Un video publicado en internet muestra a un grupo de civiles rusos intentando detener con piedras el despegue de los drones dentro de uno de los tres contenedores que tenía un camión en las proximidades del aeródromo de Belaya. De fondo, en las imágenes, se ven columnas de humo procedentes de la base.
Una vez todos los drones despegaban, según los videos difundidos en redes sociales por testigos, los contenedores se incendiaban sin intervención externa, por lo que se cree que incorporaban un mecanismo de autodestrucción. Tanto Zelenski como el SSU han subrayado que no pueden aportar muchos detalles de todos los preparativos.
Maliuk, el héroe
El teniente general Vasil Maliuk, jefe del SSU, ha sido encumbrado por Zelenski como el cerebro de la operación Tela de araña. El presidente le dedicó el domingo dos de sus comunicados diarios a la nación mientras que las redes sociales ucranias se han llenado de imágenes de él proyectándolo como uno de los iconos de la resistencia contra el invasor
Las loas de Zelenski a Maliuk también han llamado la atención por la poca presencia mediática en los últimos meses de Kirilo Budánov, hasta hace poco otro de los generales estrella del presidente. Budánov es jefe del GUR, el servicio de inteligencia del Ministerio de Defensa, el organismo encargado junto al SSU de los ataques y sabotajes dentro de Rusia. La prensa ucrania asegura desde 2024 que Budánov ha caído en desgracia ante Zelenski por haberse convertido en una celebridad que podría hacer sombra política al presidente.
Maliuk se ha prodigado este lunes en elogios para el jefe de Estado: “La destrucción de los bombarderos enemigos es una misión que nos planteó el comandante en jefe supremo, Volodímir Zelenski. Él personalmente supervisó el progreso de la operación”.
Tanto Maliuk como Budánov han sido responsables de otros golpes de efecto contra el invasor. Los ataques del SSU y del GUR con drones de largo alcance contra bases militares y la industria energética rusa son periódicos. Pero también hay que añadir el sabotaje con un camión bomba en 2022 del puente de Kerch, la infraestructura que conecta Rusia con la península ucrania de Crimea, anexionada ilegalmente por el Kremlin en 2014. El puente de Kerch fue posteriormente golpeado con drones marinos. Los drones ucranios en el mar Negro del SSU han hundido buena parte de la flota rusa e incluso este año han abatido con misiles cazas rusos.
Pero las implicaciones políticas de la Operación Tela de araña van más allá de las cuestiones internas ucranias. Como en toda película de espías y guerra que se precie, lo sucedido puede tener consecuencias geopolíticas. Se desconoce hasta qué punto Washington ha estado al tanto de los preparativos. El medio digital Axios aseguró el domingo que el Pentágono siguió la planificación de la misión ucrania durante su año y medio de elaboración. La información de inteligencia estadounidense ha sido determinante durante los más de tres años de guerra para que Ucrania identifique objetivos militares dentro de Rusia y en los territorios ocupados.
La mayor parte del proceso de preparación de la operación Tela de araña coincidió con la presidencia de Joe Biden y se desconoce hasta qué punto era consciente la actual Casa Blanca y su sucesor, Donald Trump, de lo que tenía Kiev entre manos. Trump se ha mostrado conciliador con el presidente ruso, Vladímir Putin. Axios y comentaristas políticos ucranios han dado por hecho este lunes que el actual presidente de EE UU desconocía que fuera a producirse el ataque.