Mark Carney, primer ministro canadiense, anunció este lunes en Toronto que su país incrementará significativamente su gasto militar. La suma destinada a la defensa alcanzará el 2% del PIB en el ejercicio fiscal en curso. El año pasado, el porcentaje fue del 1,3%. La inyección suplementaria en esta esfera rondaría los 9.300 millones de dólares canadienses (unos 6.800 millones de dólares estadounidenses). “Las amenazas a las que se enfrenta Canadá se multiplican”, declaró Carney.
Desde 2014, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha exigido a sus miembros que el gasto militar alcanzase el 2% del PIB. Canadá había recibido numerosas críticas por no llegar a esta cifra. Carney se había comprometido en campaña a cumplir con este objetivo a más tardar en 2030, pero este lunes su Gobierno adelantó la decisión. En un contexto de hostilidades con Washington, el premier canadiense subrayó que su país ya no puede confiar, como lo hizo durante décadas, en la protección de los estadounidenses. “Estados Unidos está empezando a monetizar su hegemonía, cobrando por el acceso a sus mercados y reduciendo su contribución a nuestra seguridad colectiva”, expresó.
Carney insistió en el aumento de las amenazas para su país, haciendo referencia a “potencias hostiles, incluyendo Gobierno extranjeros”. También se refirió a grupos terroristas y a ataques a través de internet. Carney volvió a dejar en claro que los canadienses ya no pueden contar con su situación geográfica para protegerse de dichas amenazas.
Uno de los principales pilares del plan del Gobierno liberal consiste en una estrategia para adquirir más productos militares fabricados en Canadá. La lista es voluminosa, pasando de municiones y vehículos de transporte de tropas a drones, programas informáticos y equipos de comunicación. Actualmente, las tres cuartas partes de estas adquisiciones se llevan a cabo con firmas estadounidenses. También habrá prioridad para dar mantenimiento o construir infraestructuras en diversos puntos de la geografía canadiense, incluida la zona ártica.
Otro pilar reside en aumentar el reclutamiento en las Fuerzas Armadas a través de mejores salarios y prestaciones. Además, el plan contempla diversificar los vínculos en defensa con otros países, a modo de disminuir la dependencia hacia Estados Unidos. A este respecto, Carney declaró: “Es hora de que Canadá trace su propio rumbo, de que se reafirme en la escena internacional. Es hora de defender nuestros valores con quienes los comparten”.
Carney finalmente dio el paso este lunes, pero las discusiones relacionadas con el gasto militar entre los aliados occidentales ya están contemplando cifras mayores. Desde hace varios meses, Donald Trump pide a los miembros de la OTAN que destinen el 5% del PIB a la defensa. El pasado seis de junio, Mark Rutte, secretario general de esta organización, dijo que lo solicitado por el presidente estadounidense goza de “un amplio apoyo” entre los integrantes de la alianza. La próxima cumbre de la OTAN se llevará a cabo el 24 y 25 de junio en La Haya. A su vez, la reunión de los líderes del G7 tendrá lugar en la localidad canadiense de Kananaskis (provincia de Alberta) del 15 al 17 de este mismo mes.
