Al menos 27 personas han muerto por disparos este martes por la mañana cuando acudían a buscar algo de comida en uno de los puntos de distribución de alimentos de la Fundación Humanitaria de Gaza (FHG), apoyada por Israel y Estados Unidos, en Rafah, al sur del enclave. Otros 90 gazatíes han resultado heridos por los disparos efectuados por el ejército israelí, ha informado el Ministerio de Salud de la Franja, controlado por Hamás.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) han reconocido que “las tropas realizaron disparos de advertencia” cuando, según su comunicado, a medio kilómetro del lugar, “identificaron a varios sospechosos que se dirigían hacia ellos, desviándose de las rutas de acceso designadas”. Y han admitido que, “al no lograr que se retiraran, se disparó más cerca a algunos sospechosos que avanzaban hacia las tropas”. También han anunciado la apertura de una investigación sobre lo sucedido.
“Esta mañana temprano hemos recibido de nuevo una gran cantidad de víctimas en el hospital de campaña de Cruz Roja, con 184 casos. 19 de ellos fueron declarados muertos al llegar y ocho más fallecieron a causa de sus heridas poco después. Más de 35 pacientes requirieron atención inmediata”, ha confirmado la ONG en el terreno.
Pese a la confirmación de organizaciones como el Comité Internacional de Cruz Roja o Médicos sin Fronteras de la llegada de fallecidos y heridos de bala a sus hospitales procedentes de los puntos de reparto, la FHG ha negado en todos sus comunicados que se hayan producido incidentes. Hasta este martes.
La fundación al margen de la ONU ha dicho que no pueden responsabilizarse de lo que sucede “fuera” de sus centros y recuerda que “sigue siendo una zona de guerra activa”. Sobre los sucesos de esta mañana, ha precisado que el lugar donde se han producido “se encontraba muy alejado” de su punto de reparto, pese a que los disparos se produjeron a medio kilómetro del mismo. “Reconocemos la difícil situación y recomendamos a todos los civiles que permanezcan en el corredor seguro al desplazarse a nuestros centros de distribución”, ha añadido la entidad privada.
Con las víctimas de este martes, ascienden a 102 los gazatíes que han encontrado la muerte cuando iban a buscar alimentos para sus familias, desde que la FHG comenzó el reparto de ayuda, hace ocho días. Y casi medio millar ha sufrido lesiones por los disparos, ha contabilizado la oficina de medios del gobierno de Hamás en la Franja.
En un comunicado, la milicia islamista, condena “las masacres contra civiles hambrientos”, de las que responsabiliza a Israel, y subraya que “la matanza masiva y la limpieza étnica” constituyen “un acto de genocidio en virtud del Artículo II de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948″. E insta a la ONU y las organizaciones internacionales a hacer la mayor presión posible y retomar ellas la gestión de la ayuda humanitaria.
“Los ataques mortales contra civiles angustiados que intentan acceder a la exigua cantidad de ayuda alimentaria en Gaza son inadmisibles”, ha expresado Volker Türk, el alto comisionado para los derechos humanos de las Naciones Unidas, tras conocer que “por tercer día consecutivo” se han producido muertos en las zonas de reparto. “A los palestinos se les ha presentado la peor de las opciones: morir de hambre o arriesgarse a ser asesinados mientras intentan acceder a los escasos alimentos que se distribuyen a través del mecanismo militarizado de asistencia humanitaria de Israel”.
En la víspera, António Guterres, secretario general de la ONU, exigió que se investigasen de forma independiente los ataques a los civiles: “Es inaceptable que los palestinos se tengan que jugar la vida por comida”. Y recordó que Israel tiene la “responsabilidad” de “permitir y facilitar el acceso de ayuda humanitaria”.
En este sentido, Türk ha remarcado que “impedir deliberadamente el acceso de los civiles a alimentos y otros suministros básicos de socorro puede constituir un crimen de guerra”. Y ha añadido que “20 meses de matanza de civiles ―más de 54.000 desde el 7 de octubre de 2023― y destrucción a gran escala, los repetidos desplazamientos forzados, la retórica intolerable y deshumanizante, y las amenazas de los líderes israelíes de vaciar la Franja de su población, también constituyen elementos de los crímenes más graves según el derecho internacional”.
La situación en la Franja es “catastrófica”, en términos de la ONU, que advierte que el enclave palestino es el lugar “más hambriento del mundo”, con toda su población (2,1 millones) en grave riesgo por falta de comida y casi medio millón en peligro de fallecer por inanición.
Las organizaciones del sector humanitario, incluida la ONU, habían advertido de que el sistema promovido por Israel y respaldado por Estados Unidos no era seguro. Tampoco cumple, han insistido, los principios básicos del derecho internacional en cuanto a la ayuda: humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia. Lejos de cumplir el objetivo principal de salvar vidas, el mecanismo de asistencia es “humillante” y se ha convertido en una “trampa mortal” para los gazatíes, criticó Philippe Lazzarini, comisionado general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA).