El adolescente de 14 años que mató este martes a una vigilante escolar en un centro de secundaria en Nogent, al noreste de Francia, no tenía problemas mentales y venía de una familia estable, aunque estaba fascinado por la muerte y los videojuegos violentos. Ya desde el sábado planeaba matar a alguno de los asistentes encargados de la vigilancia, aunque sin especial fijación por la víctima, una mujer de 31 años que había empezado a trabajar en el centro este curso.
Son los primeros datos de la investigación, tras la declaración del detenido, bajo custodia policial desde ayer, y de sus padres. Denis Devallois, el fiscal de Chaumont, jurisdicción a la que pertenece Nogent, ha explicado este miércoles en rueda de prensa que el menor ha reconocido los hechos, aunque “sin mostrar ningún arrepentimiento ni empatía por la víctima”.
“Se ha mostrado muy distante respecto a la gravedad de los hechos, las consecuencias de sus actos y en lo que respecta a la vida humana, a la que parece no conceder ninguna importancia”, ha explicado Devallois, que ha matizado que el menor no era especialmente conflictivo, aunque había sido expulsado de clase en dos ocasiones a principios de año por haber pegado a otros dos alumnos.
“Tiene fascinación por la violencia y la muerte y por los personajes más oscuros de la televisión y el cine y declara ser adepto, pero no adicto, a los videojuegos violentos”, ha añadido Devallois. El detenido ha dicho a la policía que no está muy conectado a las redes sociales, una versión que han corroborado sus padres.
El ataque se produjo poco después de las ocho de la mañana, cuando los gendarmes estaban registrando las mochilas de los alumnos a la entrada del centro. El Gobierno había aumentado estos controles tras la muerte el pasado mes de abril de otra adolescente en Nantes, apuñalada en mitad de una clase por otro compañero.
“La presencia de los gendarmes no le disuadió a la hora de atacar”, ha explicado el fiscal. Según confesó a los investigadores, llevaba desde el sábado pensando en matar a “alguno de los vigilantes” porque “no tratan igual a todos los alumnos”. Uno de ellos, que no era la víctima, le había llamado la atención hace unos días por besarse con una chica.
El martes, antes de salir de casa, buscó en la cocina un cuchillo, el más grande, “para hacer el mayor daño posible”, según su propia declaración. Cogió uno de 34 centímetros, con el que dio siete puñaladas a la víctima, antes de que los gendarmes presentes en el control de mochiles le detuviesen.
El primer ministro, François Bayrou, ha anunciado que en las próximas semanas se aprobará un decreto para prohibir la venta de cuchillos a menores y se estudia instalar arcos de seguridad en los centros escolares. Además, el Gobierno quiere prohibir las redes sociales a los menores de 15 años, al considerar que agravan la violencia y los problemas de salud mental entre los jóvenes.
