Geert Wilders, el líder neerlandés de extrema derecha que tiene mayoría en el actual Gobierno de Países Bajos, ha amenazado este lunes con abandonarlo si no se cierran, “en cuestión de semanas como máximo”, las fronteras a los solicitantes de asilo. En una rueda de prensa convocada de manera repentina, Wilders ha presentado una batería de diez medidas que considera inaplazables y entre las que también figura la devolución de todos los refugiados sirios a su país. El político ultra quiere recurrir a los guardias fronterizos para que rechacen a los que intenten entrar. Propone, además, cerrar algunos centros de acogida y no crear otros nuevos. Aunque Wilders dice que no amenaza con la caída del Gobierno, la crisis política puede desencadenarse si no logra su propósito.
En septiembre de 2024, Wilders ya amenazó con desestabilizar al Gobierno si no se aprobaba la llamada Ley de Emergencia, que proponía declarar una crisis de asilo de dos años de duración sin pedir consentimiento previo al Parlamento y que endurecía al máximo los criterios de acogida en el país. Un mes después, tuvo que aceptar una rebaja de la norma, que pasó a ser de urgencia. El líder nacionalista, sin embargo, considera que las medidas han tardado en aplicarse y ha elevado la presión al recordar que su partido fue el más votado en las urnas en 2023. “Solo nosotros ganamos las elecciones”, ha enfatizado.
La actual coalición gubernamental neerlandesa está compuesta por cuatro formaciones, una de las cuales es el Partido por la Libertad (PVV) de Wilders. La formación cuenta con cuatro ministros: Sanidad, Economía, Infraestructuras y Agua, Comercio Exterior y Ayuda al Desarrollo, y Asilo y Migración. Este último es el de mayor interés para el político ultra.
Durante la rueda de prensa, el líder del PVV ha señalado que a sus votantes se les había prometido “la política de admisión más estricta de la historia” y que estaría “a la vanguardia en Europa, en comparación con otros países”. Wilders ha reclamado que las medidas han sido insuficientes, ha considerado que están “por detrás de Alemania e Italia” y ha advertido de que “se ha llegado al límite”. Sus políticas chocan, sin embargo, con las directrices de la Unión Europea, que estipulan que los países miembros deben tramitar las peticiones de asilo.
El cierre de las fronteras a los que pidan asilo encabeza su listado de peticiones. Le acompaña un refuerzo de la vigilancia fronteriza, con ayuda del ejército si es preciso. Por su parte, los sirios con permiso temporal de residencia deben regresar a su país en un plazo máximo de seis meses. “Si es necesario, por la fuerza”, ha declarado en la rueda de prensa. Se trata de 60.000 personas, según sus cálculos. Wilders ha asegurado que la mayor parte del territorio sirio es lo suficientemente “seguro” para que los asilados sean repatriados. El Ministerio de Asuntos Exteriores estudia también si Siria tiene condiciones para garantizar la seguridad de las personas devueltas tras la caída del régimen de Bachar el Asad.
Wilders ha considerado que los acuerdos entre los otros tres partidos de la coalición en materia de asilo “resultan insuficientes para cambiar de rumbo”. Se trata del Movimiento Campesino-Ciudadano, Nuevo Contrato Social y el Partido Popular para la Libertad y la Democracia (VVD). Entre las otras medidas presentadas en su ultimátum aparece la suspensión temporal de la reunificación familiar y la expulsión de los centros de acogida de los solicitantes de asilo que ya tengan estatuto de refugiado.
El líder conservador sugiere que los solicitantes vivan con familiares, compatriotas u otras personas, en Países Bajos. Además de proponer la clausura de los centros, exige que no haya nuevas aperturas. El decálogo de Wilders endurece, a su vez, la situación de los extranjeros condenados por algún delito, que perderían su permiso de residencia y se verían obligados a abandonar el país. También quiere expulsar a las personas con doble nacionalidad condenadas por delitos violentos o sexuales, y quitarles el pasaporte neerlandés.
En su alocución a la prensa, Wilders ha asegurado que su partido se ha mostrado “muy razonable y paciente durante el último año”. “A partir de hoy nos quitamos los guantes”, ha asegurado, en referencia al intento de mostrar más claramente sus demandas. A pesar de que no sabe aún hasta dónde estarían dispuestos a llegar sus socios de Gobierno, ha recordado que él tuvo que renunciar a la jefatura del Gobierno para que el Ejecutivo saliera adelante. “Como el VVD no me permitió ser primer ministro [para que se pudiera pactar la actual coalición] se formó un Gobierno de [Dick] Schoof [el primer ministro]. No un Gobierno de Wilders”, ha dicho. Y ha remachado: “Pero si no pasa nada más, nos vamos”.
